Mejora de las comunicaciones
- Escritas
- Orales
- Gestuales
- Acciones
- Escucha activa
- Construir confianza
- Protocolo de dictado
- Protocolo telefónico
COMUNICACIÓN CON PERSONAS DIFÍCILES
Hostiles agresivas: Es necesario hacer frente a la persona hostil agresiva para no sentirse invadido y frustrado. Es importante hacerlo sin lucha para que el conflicto no aumente de magnitud. Puede ser ventajoso dar tiempo a la persona hostil agresiva para que se tranquilice durante un momento, y después interrumpirla para afirmar nuestra posición.
Explosivas: Las rabietas de los adultos son respuestas súbitas, casi automáticas, a la amenaza a sus sentimientos. En los casos clásicos, el explosivo se siente airado primero, y después se muestra acusador o suspicaz. Se debe conceder tiempo al explosivo para que termine la rabieta y recupere el autocontrol. Si el acceso de ira del explosivo no termina, una orden neutra como «¡Pare!» puede interrumpir la rabieta
Demandantes: Los demandantes pueden dirigirse directamente a usted o se pueden
quejar de otras personas «terribles». Las quejas contribuyen a que las personas
aparezcan intachables e inocentes, al menos para ellas mismas. Se debe escuchar
con atención a los demandantes, parafrasear un reconocimiento de lo que se ha
oído y confirmar la percepción propia de cómo se siente el demandante.
Pensadores
negativos: Las personas con pensamiento negativo
creen que fracasará cualquier tarea que no se encargue a ellas mismas, y que
los demás no se preocupan y sólo tratan de beneficiarse. Hay que tener cuidado
para no ser arrastrado por su desesperanza. Se pueden hacer comentarios
optimistas, aunque realistas, sobre éxitos pasados en situaciones similares,
pero no se debe discutir con los negativistas para sacarlos de su pesimismo.
Pasiva: La estrategia más importante es conseguir que la persona callada
hable, para lo que se hacen preguntas de respuesta abierta, se espera con calma
la respuesta y no se habla para ocupar el silencio. Si una pregunta abierta no
obtiene respuesta, se debe comentar lo que está sucediendo; por ejemplo, «No
responde usted nada», y terminar la observación con otra pregunta de respuesta
abierta, como «¿En qué está usted pensando?». Se debe prestar atención cuando la
persona hable, pero si no habla nunca, se debe terminar la reunión exponiendo
lo que se hará, puesto que no se ha producido discusión alguna.
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